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“En un mundo donde el pesimismo se vuelve común, todavía hay personas que creen en sus metas”

sábado, 19 de octubre de 2013

La vitamina A del nuevo profesional: hacia una nueva motivación

Como bien nos evoca Rosario Flores en su canción Qué bonito sería, yo añadiría … saber motivar”.

Tema clave y necesario en la gestión de personal hoy en día. Al igual que saber comunicar es un proceso que no se logra porque no se produce la famosa “retro-alimentación”, en la motivación ocurre algo similar. Si no hay “ida y vuelta” esto no funciona. Esa “ida y vuelta” no es más que comprobar que la motivación ha sido positiva. No creamos que por llegar a la meta se consigue el resultado. Sí, la medalla se entrega, pero en el proceso de motivación importa más el valor que el atleta (o empleado) le confiere. El verdadero valor no es el incentivo en sí, sino el valor que produce en el empleado. De ahí que un incentivo mal dado pueda provocar desmotivación. A veces nos quedamos en ese camino de ida presuponiendo el valor y obviando evaluar el retorno que es quien nos revelará la clave del proceso motivacional.

¿Por qué un jugador que marca goles y es referente mundial se puede sentir triste?

¿Por qué un ejecutivo de cuentas puede no ser feliz aun liderando el récord de ventas?

¿Por qué un experimentado mozo de almacén renuncia a un ascenso de categoría cuando le notifican su promoción?

En esta línea la Programación Neurolingüística nos puede servir de gran ayuda. Imaginémonos que nos encontramos en una comida de empresa, de esas que acostumbramos a disfrutar en épocas navideñas. La típica comida donde las empresas aprovechan la ocasión para entregar incentivos, regalos, premios y reconocimientos a diversos empleados por su exitosa gestión.  Habrá algunos que valoren más una palmadita en la espalda cuando su jefe pasa por su lado (kinestésicos) que un incentivo económico. Otros preferirán un buen reconocimiento público con entrega incluida de diploma al más admirado (visual); o que durante la comida sus méritos se vayan transfiriendo de boca en boca hasta llegar a oídos del jefe (auditivos). Otros disfrutarían mostrando su medalla al mérito tan pronto puedan colgar la foto en su Facebook (visuales), y a algunos les bastará con cerrar los ojos durante el segundo plato y sentir que son parte de una empresa segura, seria, próspera y de la que se sienten orgullosíssimos (kinestésicos). Son diferentes formas de entender la motivación y de gran valor para todos y cada uno de ellos.


No es el regalo en sí lo que importa, sino más bien, la elección del “papel de regalo” (la manera  cómo se le entrega el incentivo al profesional o cómo éste mismo lo envuelve). Evidentemente puede no motivarle tanto a un empleado un incentivo económico, pero si ese cheque de 100 € viene precedido por una llamada o una conversación previa (auditivo), una presentación en escena junto al resto de compañeros con la correspondiente entrega del cheque (visual), una visita inesperada donde el superior, tras un abrazo o un estrechón de manos, le entrega personalmente el sobre aterciopelado debidamente perfumado con 100 €, eso llega y establece una conexión inquebrantable entre empresa-empleado-objetivo. Además dicho gesto puede suponer una enorme herramienta de cambio en el empleado al poder establecer dicho momento como “anclaje” para permitirle en un futuro delicado estar “arriba”.

Es por todos conocido el gran abanico de incentivos o recompensas que ofrecen las empresas y que van desde una simple palmadita en la espalda a subidas de salario, seguros sanitarios, comidas, dietas, coche de empresa, elogios, ascensos, promociones, horarios de trabajo adaptados, viajes, reconocimientos empresariales y demás factores de los llamamos “extrínsecos”. Luego vienen los “intrínsecos” como la sensación de placer que se obtiene de la propia tarea o la satisfacción plena en la realización, que sale más económica a la empresa y genera mucho más valor. Pero fíjense como cambia el cuento si en vez de interiorizar nosotros mismos esa famosa frase nos la recuerda nuestro jefe cuando no tiene otra cosa que ofrecernos: “la mejor recompensa es un trabajo bien hecho”. De ahí la importancia de evaluar el retorno en la motivación.

Si de verdad quieren lograr una motivación llena de vitamina A, sin vicios, duradera e inquebrantable evalúen pues a su personal y apunten al corazón mismo del individuo, a su sistema representacional (Visual/auditivo/kinestésico). Prueben a conjugar esta variable, es posible que se encuentren con una "nueva actualización" que de origen a una mejor versión de sí mismo. Una versión que se instalará y se transferirá por medio del entusiasmo al resto de empleados, empresa, clientes, etc. Y es que sin lugar a duda, existe una relación causa-efecto entre la percepción de las circunstancias laborales y el mayor o menor compromiso de los empleados. Esta es la versión que permite vivir feliz de lunes a domingo, porque una mente motivada no descansa ni entiende entre días laborables y no laborables. Toda la semana es “aptíssima”. Lo digo por aquellos que se dedican a difundir el tan motivador mensaje de “¡por fin es viernes!”.

Ya nos lo adelantaba el profesor Pinilla (1982) cuando opinaba: «es de capital importancia y responsabilidad de la dirección de las industrias y de los supervisores a todo nivel, investigar el estado de satisfacción o insatisfacción que prevalece en un centro de trabajo. Para ello debe investigarse las actitudes de trabajadores y directivos. Del éxito que se tenga en la obtención de un conocimiento objetivo del clima de actitudes determinantes de la satisfacción o insatisfacción del personal, dependerá que la eficiencia de la producción, objetivo vital de toda empresa competitiva, obtenga el más decisivo, inmediato y directo estímulo».

«Dirigir empresas es fundamentalmente capacitar y adiestrar personal, seleccionarlo y organizarlo, supervisarlo y motivarlo. Nada de esto se logra sin un conocimiento concreto del hombre y su conducta, del trabajador y del medio ambiente social en que vive y en el que labora. Para conducir personal y administrar empresas es menester conocer con profundidad los aspectos más reveladores de la conducta humana, los motivos que la impulsan a actuar en un sentido o en otro, las actitudes que predeterminan estos motivos, las opiniones, las ideas e incluso prejuicios. Es importante obtener no solamente que las condiciones en que se desarrolla el trabajo propicien la satisfacción del personal, sino que el personal sienta, experimente o viva dicha satisfacción».

A modo de cierre os dejo una visión personal de cómo entiendo la motivación laboral y cómo ésta nos puede llevar hacia esa “mejor versión de uno mismo”, desde que iniciamos la actividad en una Organización hasta que la conseguimos. Todo pasa por 3 perspectivas cada una fundamentada sobre una creencia diferente:

La empresarial: La creencia de que lo que hago permite cubrir las expectativas de la empresa en la que trabajo con respecto a mi tarea y mis resultados. Al entrar en una empresa todos queremos ser aceptados positívamente por ella y recibir esa retro-alimentación positiva de la empresa es un medidor constante que nos mantiene “motivados”. Es la hora de la motivación basada en la política de incentivos.

La interiorizada: La creencia de que lo que hago permite cubrir las expectativas propias y de valor interiorizado. Es la hora de la auto-motivación.

La de influencia positiva: La creencia de que lo que hago va a influir positívamente en los demás (clientes, jefes, compañeros, equipo, colaboradores, familia,  amistades, otros). En este sentido no se puede entender el éxito si no es compartido. Hasta el más exitoso deportista a nivel individual necesita compartir sus éxitos con su preparador, su marca, su afición o con su familia y amigos. El éxito no es sólo cosa de uno. Es la hora de la motivación por valores.

El nuevo profesional demanda una nueva motivación, en sus formas. Una motivación de ida y vuelta, una motivación que le permita sacar la mejor versión de sí mismo y una motivación con la que transferir positividad a su entorno, incluso fuera de lo laboral. Si esto se consigue no solo se obtiene fidelidad del cliente, sino excelente valoración del jefe, atracción positiva de los compañeros, lealtad del colaborador, unión y prosperidad familiar, sano círculo de amistades y agradecimiento generalizado de “el otro”.

sábado, 28 de septiembre de 2013

La vida en bicicleta: ¿cambias o vas a piñón fijo? Tú eliges.

“La vida es como una bicicleta de 10 velocidades. La mayoría de nosotros tenemos cambios que nunca utilizamos” (Charles Schulz)

Y es que es más importante saber qué piñón (o cambio) vamos a utilizar que el ir dando rápidamente pedaladas, sin parar y creyendo que ganamos más terreno. En la vida hay etapas llanas, de ascenso y otras de descenso y saber qué cambio introducir es primordial para adaptar nuestra energía al ritmo que conviene. Como hemos dicho, no por mucho pedalear se avanza más.

Montar en bicicleta fortalece el cuerpo y alma, es una aptíssima herramienta para la salud física y mental. Es una forma económica y sencilla de hacer ejercicio sin demasiado esfuerzo. Múltiples estudios demuestran que los problemas más comunes de salud como por ejemplo las molestias o dolores de espalda y las irregularidades circulatorias o del corazón se pueden prevenir mediante el uso de la bicicleta. Sólo 10 minutos de pedaleo ya repercuten en la musculatura, el riego sanguíneo y las articulaciones. A partir de 30 minutos aparecen influencias positivas en las funciones del corazón, y a partir de 50 minutos se estimula el metabolismo graso.


Otros estudios reflejan destacados descubrimientos sobre los efectos en niños hiperactivos o se obtienen mejores resultados en retención y memoria. La base de que la memoria mejore tras una sesión de duro ejercicio es biológica. Además de las endorfinas, causantes de la alegría que provoca pedalear, correr o nadar, al montar en bici se aumenta, de manera significativa, los niveles de una proteína conocida como neurotrofina o BDNF, que favorece el buen estado de las células nerviosas. En definitiva los usuarios de la bicicleta son "más listos" porque su actividad cerebral es más intensa.

Os dejo 2 frases que evidencian y animan su práctica:

“La estupidez aparente de pedalear no sólo nos hace más felices, también deja espacio para otros pensamientos, de lo banal a lo profundo. La melancolía es incompatible con la bicicleta” (James Starr)

“En el asiento de mi bicicleta, he tomado decisiones de vida (…) he escrito pasajes, artículos, y he reflejado soluciones útiles a problemas emocionales” (A. Einstein)
De su Teoría de la Relatividad, explicó: “Pensé en ello mientras montaba mi bicicleta”.

En esta línea de unir bicicleta-mejora del rendimiento-bienestar no puedo acabar esta entrada sin hablar de un claro ejemplo de superación y pundonor y de motivación en el ciclismo: del  estadounidense Christopher Horner (Equipo Radioshack), quien hizo realidad su sueño, levantando a sus 41 años los brazos como vencedor de la Vuelta Ciclista a España 2013, un sueño y un récord al ser el ciclista de más edad que gana una de las grandes, algo insólito que rompe teorías en el ciclismo.

Ha roto muchos planteamientos. Inició dicha Vuelta a España tras una lesión de rodilla que le impidió correr el Tour y con solo 14 días de competición. Su anarquía alimentaria es conocida por su afición a las hamburguesas, las pizzas, y cosas de las que huyen la inmensa mayoría de los corredores. Son piezas casi prohibidas, pero si alguien le impide el consumo, el ciclista nacido en Okinawa (Japón) puede enfurecerse. De las pocas cosas que le sacan de quicio.

Los técnicos del Radioshack destacan la mezcla de fortaleza física y mental. "ilusión, trabajo y ganas de cuidarse" son sus claves. Tiene una filosofía de vida muy abierta y eso, puede ser uno de sus éxitos. Mientras otros se cuidan al extremo y les llega la fatiga mental; él es todo lo contrario", dicen. Por eso, bromea, se plantea "durar hasta los 50 años". De momento, no tiene equipo para 2014, pero irá a por su vigésima temporada como profesional, sin duda.

Horner comenta que se volvió a Estados Unidos después de sus dos primeros años en el ciclismo europeo porque se dejaba el sueldo llamando por teléfono a sus hijos. Hablamos de 1997 y su hijo pequeño no quería hablar con él. Cuando casi todos los corredores con los que el comenzó a correr han dejado el ciclismo, él gana carreras, todo un ejemplo de superación.

Está visto que la edad es un número y lo que verdaderamente suma es la edad de la constancia, de la superación, del esfuerzo y de la negativa a rendirse. En algunos casos no importan los resultados, sino el reto personal. No basta con vencer a los contrarios sino también a sí mismo, a las limitaciones físicas de nuestro cuerpo. Es usual que algunos ciclistas dejen de competir, porque sus cuerpos no resisten más el intenso trabajo de años, por lo que la fuerza mental para sobreponerse es, en estos casos, más valiosa para vencer a ese rival que puede ser más difícil que el contrincante que está al frente. La práctica del ciclismo de larga distancia, a pesar de que suele realizarse en grupo, a parte de la capacidad física necesaria, se requiere de una gran "gestión de la soledad", a la que debemos de enfrentarnos y ser capaces de superar. Y el Coaching es una aptíssima herramienta para conseguirlo. Va, pues, dedicada esta entrada a nuestro virtual campeón Chris Horner, un ejemplo a seguir y un espejo donde reflejarse. Tú sí que conoces bien cómo utilizar los cambios en tu vida habiendo sabido adecuar trabajo-familia-éxito. Enhorabuena por partida doble, una como “padre” y otra como “abuelo” apodo que te has ganado con gran mérito.

Como anécdota decir que entre sus amigos más allegados o familia, se le apoda también con el nombre de “Redneck”, cuyo significado se traduce como “Cuello rojo”. En su país este seudónimo tiene un significado de índole popular. En otros tiempos se solía aplicar tal mote a los hombres que laboraban en las faenas agrícolas. Por ejemplo, muy comúnmente, a los que se dedicaban a trabajar en las plantaciones de algodón, muy en boga en el siglo pasado. Los interfectos al pasar tantas horas en la intemperie bajo un sol ardiente la piel se les volvían de un tono más bien rojizo. Se acusaba con preferencia a los que tenían la epidermis más delicada y fina. Es sabido que en los principios de su carrera como corredor ciclista, Horner, modesto económicamente en aquel entones, debió pagarse sus gastos fundamentales dedicando horas a trabajar en la dura especialidad entre andamios de la construcción. Fue de esta forma que se le asignó muy gráficamente el citado apodo. 

Supongo que para Horner colocarse el “Maillot rojo” que visten los héroes en la Vuelta Ciclista a España le motivaría también doblemente uno por lo que significa, ser líder de la carrera, y otro por ser de color rojo. Un color con el que puede que se sienta identificado y motivado y que le ha podido dar alas para llegar a lo más alto. A veces un color puede llevarnos más lejos que 1.000 peladas juntas y en este sentido asociar un color a una imagen, sonido o historia narrada, o a un sentimiento arraigado que nos llene, nos puede catapultar hacia nuestro objetivo de manera exponencial.

sábado, 31 de agosto de 2013

Contra el síndrome postvacacional: actividad y entusiasmo

Si en uno de los post anteriores hablamos de la rutina del trabajo al placer de las vacaciones hoy hablaremos del placer de las vacaciones a la rutina del trabajo. El síndrome postvacacional ya está aquí. Probablemente al abrir la maleta a la vuelta de vacaciones nos demos cuenta de que pesa algo más de lo normal y no precisamente por los souvenirs. Llega sin avisar alterando nuestro estado de ánimo y nuestro cuerpo (dificultad para dormir, intranquilidad, desmotivación, estrés, apatía, falta de concentración, cierta irritabilidad, dolores musculares, cefaleas, mareos, cansancio y malestar general).

Más que un trastorno es una situación transitoria puntual. Nuestro cuerpo y mente después de un “paréntesis” en el tiempo donde cambiamos hábitos, horarios, despertares, madrugadas y tareas, intenta adaptarse a la vuelta al trabajo, a los estudios o al hogar. La aparición de esta “nueva enfermedad” no depende del estrés sino simplemente de un esfuerzo mayor al que nuestro cuerpo no está acostumbrado.

El síndrome existe pero no está reconocido como enfermedad ni por la Organización Mundial de la Salud ni por la Sociedad Española de Psiquiatría. La Sociedad Española de Psiquiatría afirma que es un estado de ánimo pasajero y no debe compararse con otros más graves como la depresión. No es equiparable a ninguna enfermedad que derive del trabajo pero lo cierto es que afecta a nuestro rendimiento laboral. Y es que la aparición de este síndrome se ha empezado a notar en la última década desde que le hemos empezado a dedicar mayor atención a la calidad de vida o al bienestar.

Normalmente estos síntomas descritos desaparecen por sí solos cuando volvemos a retomar el ritmo habitual de vida o trabajo (suele desaparecer a las 2 semanas).

Aquí les dejo esta “aptíssima” lista de recomendaciones para prevenirlo:

- Primeramente tener una disposición positiva a disfrutar del tiempo de vacaciones. Si partimos de la idea de que vamos a un destino poco atractivo o de que “nuestro alrededor” no nos va a ayudar a disfrutarlas seguramente no lo hagamos.

- En la medida que podamos conviene dejar el tema laboral “aparcado” o saber sobrellevarlo sin preocupaciones. Y eso pasa por no dejar gran parte de trabajo aplazado para la vuelta o estar continuamente preocupados por él.

- Mantener un ritmo de actividad similar al que teníamos, llenando los vacíos que ahora disponemos con actividades que siempre hemos querido realizar, o no, pero que nunca teníamos tiempo para desarrollarlas como por ejemplo: practicar deporte,  viajar, leer, montar en bici, actividades recreativas, escuchar en directo a nuestro cantante favorito, dedicar tiempo para nuestros hijos, jugar con ellos, ir al cine, al teatro, bailar, ir de pesca, hacer turismo o incluso disfrutar del bricolaje, de la pintura, de la jardinería, al tiempo que renovamos nuestro hogar. O simplemente descansar alternándolo con otras actividades diarias que nos mantengan activos (ir a la playa, jugar a juegos de mesa, salir a pasear, leer, recuperar esas tertulias con nuestras amistades ampliando nuestro círculo de relaciones, etc.).

- Seguir un horario similar al de antes. Despertarse temprano, respetar los horarios de desayuno, comida y cena, no acostarse muy tarde o al menos no trasnochar todos los días.

- Reservar los 2 últimos días de vacaciones para descansar y asimilar este cambio de forma gradual antes de iniciar la vuelta al trabajo.

- Una vez incorporados a nuestra actividad laboral hacerlo de forma progresiva para poder ir asimilando el cambio. No meternos una carga excesiva de trabajo nada más incorporarse. De ahí lo de no dejarse trabajo atrasado para la vuelta. 

- Importante para volver a la acción de forma motivada y estimulante es recordar esos buenos momentos vividos, esas experiencias para estimularnos y sumar positividad en nuestras acciones para hacerlo más llevadero y agradable (acuérdense de nuestro post anterior "de la rutina del trabajo al placer de las vacacionesdonde aconsejamos retener esos momentos agradables vividos para afrontar situaciones posteriores no tan estimulantes, con positividad y el ánimo arriba).

- Por último recordad que el hecho de volver de vacaciones supone que se han tenido vacaciones, lo que conlleva tener un trabajo y eso, hoy por hoy, es un gran estimulante para retomar la faena y volver manos a la obra con más alegría que tristeza. Además te puede ayudar pensar cuál será tu próximo destino para tus próximas vacaciones.


Apostemos pues por el entusiasmo en todo lo que hagamos, la cuestión está en realizar actividades, nos gusten más o menos y principalmente poner entusiasmo. Empezar una actividad que no nos gusta puede tener un final muy agradable y descubrir nuevas formas y nuevas sensaciones que potencian nuestro crecimiento personal.

En parte lo que puede faltarle al trabajador que hoy se encuentra cara a cara con dicho síndrome postvacacional sea llenar sus espacios una vez vuelve a su “rutina laboral” con actividades extra-laborales que le reporten entusiasmo. Y si al menos durante el trabajo no las puede realizar sí que puede recordarlas y revivirlas en su mente (recordemos que el cerebro no distingue entre real o imaginado). 

Si con todo esto, pasadas 3 o 4 semanas, tras la incorporación al trabajo después de unas vacaciones, te sigues sintiendo abatido y sin ganas, lo conveniente es ponerse en contacto con un especialista (psicólogo o psicoterapeuta) quien te ayudará a sobrellevar la situación, pues puede que derive a otros estados más graves como la depresión, la ansiedad o el burnout, que actualmente sí están reconocidos como “enfermedades laborales” y precisan de un tratamiento específico.

miércoles, 10 de julio de 2013

No hay meta pequeña si el propósito interior es grande.

Evidentemente hay ríos que no desembocan en el mar, y lo hacen en otro río, en un lago o incluso perdiéndose bajo tierra, pero ¿podrían imaginar un río que viniera del mar para desembocar en la tierra?

Pues eso es lo que han conseguido 998 de los 1.131 participantes en la XVIII travesía a nado Tabarca-Santa Pola. Y solo 998 porque los inscritos superaron los 2.500 pero por cuestiones de seguridad sólo 1.131 fueron los preseleccionados. (+ información)

Si la gravedad es la única fuerza que dirige los ríos en su curso hacia el mar más grande es la fuerza que impulsa a todas esas personas a recorrer casi 6 km. a nado hasta tierra firme. Exactamente los 5.900 metros que separan la isla de Tabarca y la playa de Varadero de Santa Pola (Alicante).

Y dejando aparte la excelente Organización, que coordinó con gran profesionalidad y rigor todo el evento, en este viaje hay mucho que gestionar. Se precisa de un alto grado de preparación física, de elegir la técnica de nado más adecuada, el tipo de gafas e incluso el tipo de lente, el traje de baño, la alimentación previa, la calidad de la crema protectora del sol, el descanso de la noche anterior  y lo más importante dejar los miedos atrás y confiar en nuestras posibilidades. Seguro que más de alguno hundió sus miedos en el mar deshaciéndose de una enorme carga al llegar a tierra. De eso se trata.

Para los más preparados puede que consista en una competición, de superar una marca establecida. Para ello siguen un ritmo constante y rápido, midiendo sus avances y controlando sus fuerzas para dosificarlas correctamente a lo largo de la carrera y darlo todo en los últimos metros. Así debió hacerlo nuestro nadador olímpico en Atenas y Pekín, Marco Rivera, ganador de esta XVIII travesía Isla Tabarca-Santa Pola. Además de debutar este año, dejó una aptíssima marca de 1 hora, 10 minutos y 18 segundos. ¡¡ Enhorabuena CAMPEÓN, todos confiamos en que cumplirás ese tercer sueño olímpico !!

Luego habían otros tantos que se lo tomaron de forma más relajada, y la travesía, aunque dura, la convirtieron en un viaje de disfrute, con una gran satisfacción personal por el mero hecho de realizar un desafío como éste.

Y otros, que se lo tomaron más en serio y que no competían contra el reloj, se sumergieron en una competición consigo mismo para acabar la prueba sin desfallecer. Un viaje hacia el interior de uno mismo, pasado por agua.

Sólo 133 no llegaron a terminar la carrera, teniendo que abandonarla. Aun así, el mero hecho de enfrentarse a este reto les alentará a volver a intentarlo en el futuro y a asumir otros retos en la vida con mayor confianza y seguridad.

Todos, sin excepciones, fueron unos “campeones” y con su pundonor nos dieron una verdadera lección de cómo luchar por un propósito. Esperando a pie de meta la llegada de los participantes hubo gestos que me impresionaron como aquel que hicieron unos auténticos lobos de mar que se encontraban entre las primeras posiciones y que tras luchar por un objetivo individual, al pisar tierra y antes de entrar a meta uno esperó al otro para, abrazados, compartir un éxito que probablemente los mantendrá unidos toda la vida. También el de una nadadora que llevó literalmente a cuestas a otro nadador hasta la meta.
Y entre ola y ola algunas frases que me venían a la mente se me quedaron grabadas y como agradecimiento se las quiero dedicar a todos ellos:

Darlo todo, entregar todo nuestro empeño en avanzar.

Ser tenaz y confiar en nuestro logro.

Mantener nuestros intereses de lucha activos para superar los obstáculos que se presenten.

Al llegar a nuestro objetivo ser agradecido con los que nos han ayudado a conseguirlo, incluso sacrificar a veces nuestro interés individual por el interés mutuo.

Cuando decaiga el ánimo visualizar los objetivos de manera positiva, apoyándonos en los metros recorridos y no pensando sólo en los que faltan para la meta.

La vitalidad se revela no solamente en la capacidad de persistir, sino en la de volver a empezar.

Y por último, como dice el título de esta entrada, no hay meta pequeña si el propósito interior es grande, y sabemos que es grande porque justifica en todo momento nuestro esfuerzo.


martes, 9 de julio de 2013

"El piscinazo": ¿falta de valores? o coraje. PNL en el fútbol

Esta semana conversando con un entrenador de fútbol salió el tema de "eliminar creencias negativas" (en realidad nunca se eliminan sino que pierden fuerza) y una que le estaba causando cierto desequilibrio era la de atribuir que un jugador es mala persona si simulaba un penalti tirándose a la piscina.

La cuestión es que nos hacemos mucho daño a nosotros mismos si no entendemos ese gesto en su contexto al darle más importancia de la que tiene en sí y cometiendo el error de extrapolar un comportamiento a otro terreno que no es el del campo: al terreno de lo personal.

Para comprender esto os propongo la re-formulación de 2 axiomas elementales de la PNL (Programación Neurolingüística), el de “la intención positiva y el de el mapa no es el territorio. Además ambos llevan hacia el liderazgo, cualidad esencial en un entrenador de fútbol.

Como se suele decir en el circo: ¡Pasen y vean!

"Toda conducta, aun la que nos parece más inapropiada, lleva consigo una intención positiva"

Todo lo que hacemos lo hacemos con una intención positiva para nosotros. No importa cuál sea la conducta, detrás de ella hay una intención positiva para el que la lleva a cabo. Cada persona realiza siempre la mejor conducta posible en función de los datos de los que dispone dentro de su individualidad, creencias, valores, principios, hábitos, habilidades, experiencias, educación, etc.

En el caso del delantero de fútbol que se tira dentro del área sin que el defensa lo toque, sabemos perfectamente cuál es su intención positiva: provocar una ocasión claríssima de gol para su equipo con el añadido de una posible expulsión o tarjeta amarilla al defensa contrario. También es relevante decir que este tipo de "pillería" o "engaño" del delantero asume un riesgo si el árbitro lo interpreta como "piscinazo". Algunos incluso hacen de tal gesto un verdadero arte. Lo importante es discernir si se utiliza para un bien común o se convierte en un arma peligrosa o tramposa con olor a egocentrismo.  En el primer caso se está ante la mejor y más elegante retórica (recuerden "la mano de Dios" de Maradona) y en el segundo ante la peor propaganda que puede tener un deportista, incluso entre sus propios compañeros de equipo (como ocurre con en el doping).


De igual manera, ¿acaso puede considerarse una mala persona ese defensa que mete la mano para evitar que el balón traspase la línea de gol? Asume un riesgo y no creo que tenga que ver con sus valores, es cuestión de sacrificar su expulsión por ese bien común.

El mapa no es el territorio

El otro axioma tiene que ver con que cada persona es única y hay que respetarlo. Cada persona lleva consigo su propio mapa del mundo, creado a partir de su propia creencia. Cada persona reconoce el territorio de manera exclusiva y personal. Aceptar esto es respetar las diferencias de opinión. No aceptarlo implica tratar de imponer nuestro criterio y esto al final nos lleva a la frustración e irritación. Cada uno entiende el fútbol a su manera y desarrolla una forma de jugar al fútbol única y diferente y eso es lo maravilloso.

El coach o entrenador de un equipo de fútbol conviene que sepa interpretar las conductas de sus jugadores y saber ver la intención positiva de cada uno de sus comportamientos, aun los que cree más inapropiados, sólo así podrá entrar en un mundo especial, en el de cada uno de ellos, en su mapa personal, teniendo así, una gran oportunidad para liderarlos.

Dejemos pues de juzgar los comportamientos de algunos jugadores para extrapolarlos a una carencia de valores personales. Hay muchos valores en el mundo del deporte como la superación, la constancia, el compañerismo, la generosidad, la amistad, la humildad, el juego limpio (fair play), y entendamos la osadía o pillería de tirarse a la piscina o marcar un gol con la mano como el arte de dominar la escena o parte de ese error en el aprendizaje de nuevas habilidades. Si luego la persona tiene mejores o peores valores será algo que uno mismo debe preguntarse y revisar a nivel personal cuando suene el pitido final. Se ha dado el caso de jugadores que, una vez acabado el partido, reconocen que “se han tirado a la piscina”. Eso sí que es un valor, la valentía de pedir perdón y reconocer que no hubo contacto o que tocó el balón con la mano.

Muchos hemos conocido el fútbol en la calle, donde no había ni normas, ni dogmas, ni árbitros, sólo la ley del más fuerte, del más osado, del más pícaro. Y si el fútbol de las grandes ligas no acepta estos principios pienso que pierde parte de su identidad. ¿No creéis que la osadía y el descaro también forman parte del juego? Además, recuerden que algunos que lo practican son excelentes personas con unos grandíssimos valores. Todo debe quedar dentro del campo. Sin duda lo mejor para el fútbol y para nuestros deportistas es seguir ofreciendo espectáculo y la pillería es una de las actuaciones habituales de nuestro fútbol en España, la verdad es esa, nos levanta del asiento, nos mantiene despiertos y vivos, a pesar de que a algunos les siente como una patada en la espinilla. El fútbol también es un partido de inteligentes y si el delantero es lo suficientemente listo como para engañar al árbitro, el defensa debe asumir también que entre sus habilidades está la de enfrentarse a este tipo de delanteros y en sus pies la responsabilidad de no entrar en ese juego de pícaros. Tan sencillo como darle 1 metro de distancia al delantero y ser capaz de marcarle el ritmo al Lazarillo. Y éste también es otro arte del que podemos disfrutar en el mayor espectáculo del mundo.

Podemos estar en contra del piscinazo pero hay que entender sus razones y si hablamos de valores hacerlo después del pitido final.

domingo, 30 de junio de 2013

De la rutina del trabajo al placer de las vacaciones: ¿estás preparado?

Llega el verano y cómo no, ¡¡llegan las vacaciones!!

Por tónica general las empresas acuerdan o distribuyen las vacaciones en gran parte durante esta época estival (junio, julio y agosto). Otros en cambio aprovechan la oportunidad que les ofrece el sol, el mar y la tan esperada afluencia de turistas para trabajar a todo ritmo durante este periodo y salvar la temporada. Unos bajan de revoluciones, buscan el relax, el pleno disfrute y olvidarse por completo del trabajo. Otros se apuntan al vagón del “AVE” mejorando sus ratios de productividad y sacando más faena que de costumbre. Para ambos dejo algunos consejos con la intención de que tanto su paréntesis laboral como su sobre-esfuerzo generen satisfacción.


LOS QUE PREPARAN VACACIONES:

Planificar lo primordial y dejar hueco a lo secundario, incluso para el aburrimiento. No planifiquemos demasiado pues puede causarnos cierta ansiedad llegar a cubrir todas las expectativas y objetivos. Hay que dejar hueco a la improvisación, a los cambios de planes, a las sorpresas y la aventura dentro de nuestra planificación. Pensar que dentro de nuestro tiempo libre hay tiempo libre, mantiene a la mente despierta y nos hace sentir que la capacidad de disfrute es mayor. "Nuestro cerebro para estar en forma necesita desafío, exigencia, cambio, movilidad", así nos lo recuerda Shlomo Breztniz (psicólogo y neurocientífico israelí).

Teniendo lo importante controlado sentiremos bienestar, satisfacción, relajación y el disfrute será continuo. Démosle importancia a lo importante, que es lo que se debe realizar antes de iniciarlas: los billetes, la puesta a punto del vehículo, la reserva en determinado hotel, el presupuesto, las posibilidades del entorno, las alternativas que ofrece, lugares de interés, y por supuesto, a preparar la vuelta a casa o inicio al trabajo (conviene reservarnos un par de días antes de finalizar las vacaciones y descansar en nuestro hogar, al tiempo que volvemos a nuestra rutina). Luego dejen hueco para esa aventura y esas sorpresas que mantendrán vivo y despierto nuestro cerebro. No cometan el error de vivir unas vacaciones programadas 100 %, en este caso puede que realicen muchas tareas pero no las disfrutarán a tope.

Aquí les dejo unos consejos para que sus vacaciones cobren un valor emocional y las revivan 100%, antes de disfrutarlas e incluso varios meses después de hacerlo. Este ejercicio les va a servir como estimulante positivo.

Así comienza el ejercicio: cierren sus maletas, cierren también sus ojos y al tiempo que chasquean sus dedos… visualicen, escuchen o sientan sus respectivos destinos.

a)    los que sean “visuales” que se VISUALICEN:

o   en esa piscina rodeada de hamacas, palmeras, al lado una mesa con diferentes cócteles y de fondo un mar azul que invita a navegar.
o   en ese viaje por el desierto, con el mar de arena como horizonte y una infinidad de dunas a sus pies.
o   en ese descenso por el río en kayak, surcando montañas de agua, en un paisaje natural rodeado de un valle con verdes arboledas y cientos de senderos.
o   en esa escapada al pueblo, a esa tierra que nada más contemplarla nos ofrece unas vistas inolvidables, la perspectiva global de todo el pueblo conforme nos acercamos, su entrada con el letrero que pone su nombre, las calles que llevan a nuestra casa, los vecinos que se cruzan, y de los atardeceres que tanto recordamos. 
o   en ese fin de semana express a su destino preferido. Visitando las enormes salas del museo y observando detalladamente obra a obra, contemplando la majestuosidad del estadio de fútbol de tu equipo, las vistas desde el puerto marítimo, los paseos por esos senderos angostos, repletos de fauna y flora.

b)    los que sean “auditivos” que ESCUCHEN:

o   el chapoteo del agua de la piscina, como el “clin-clin” de los cubitos de hielo al agitar nuestro cóctel suena a música celestial o el embriagador sonido del mar producido por una caracola.
o   el silencio absoluto del desierto o ese susurro del viento en sus oídos al azotar las dunas.
o   el atronador sonido del río embravecido y del kayak golpeando las rocas al tiempo que se oyen gritos de otros compañeros del descenso.
o   el canto de los gorriones, el sonido de la cafetera vieja del pueblo, el run-run del tractor que viene de labrar, y también el silencio de los amaneceres roto por el canto madrugador del gallo.  
o   el eco provocado por las enormes salas del museo al hablar, el ensordecedor aliento de los aficionados en el partido de fútbol, el piar de las gaviotas revoloteando por el puerto o el relinchar del caballo que guía nuestra ruta ecuestre-rural.

c)    los que sean "kinestésicos" que se centren en los otros 3 sentidos (olfato, gusto y tacto):

o   sintiendo el frescor del agua al sumergirnos en la piscina, el olor a crema protectora, esa sensación de libertad cuando “hacemos el muerto” en la piscina, el contacto de nuestra piel al tumbarnos en la hamaca, esa explosión de sabor que nos deja ese cóctel bien agitado o el revolcón que nos provoca esa enorme ola en el mar.
o   esa sensación que nos produce el respirar ese aire seco y caliente lleno de polvo de arena o el contraste del calor agotador del día y el cortante frío de las noches del desierto.
o   el sentir los golpes del kayak en nuestro cuerpo, el sabor del agua brava o el olor a naturaleza salvaje.
o   en esos recuerdos que nos trae la vuelta al pueblo, en aquellos olores especiales, en el calor de la lumbre, el degustar esas pastas elaboradas al más estilo tradicional, el placer que nos produce acariciar ese legendario árbol, o saborear esa ramillita de hinojo. 
o   en ese fin de semana express disfrutando de las sensaciones que nos transmite ese cuadro o escultura del museo, o sintiendo como la afición arropa a tu equipo preferido o recordar ese aroma a césped nada más entrar en el estadio, el sabor de los espetos en la cantina del puerto marítimo, o el retozar por los prados con los brazos abiertos abrazando amapolas al tiempo que respiramos fragancias de romero, tomillo y espliego.

Cada vez que chasqueen los dedos lo asociarán con ese estado de bienestar. Esto les dará motivación extra y seguridad para afrontar aquellas situaciones difíciles o incómodas en las que se puedan encontrar.

Así pues, agarren su maleta por el asa y con su otra mano chasqueen sus dedos de nuevo, eso les mantendrá vivos, activos y alineados con sus deseos de pasar unas magníficas vacaciones inolvidables. De la misma manera cuando sus vacaciones se hayan acabado y vuelvan al trabajo, chasqueen sus dedos y acuérdense de esa situación positiva que experimentó. Esto les motivará y les transferirá positividad en sus acciones pues sólo el hecho de recordar algo positivo ya produce cambios hormonales. Es algo así como lo que ocurre cuando una sonrisa devuelve otra sonrisa.

LOS QUE SE QUEDAN TRABAJANDO:

Les recomiendo que hagan este proceso pero a la inversa. Es decir, cuando se sientan atorados y bloqueados durante el trabajo, realicen ese chasquido con los dedos e imagínense cada uno en su situación ideal y con su estilo representativo preferido (visual, auditivo o kinestésico). Pongan el foco de atención en ese pensamiento y comprobarán cómo todo fluye mejor. Pronto llegarán sus vacaciones, a todos nos toca. Y para aquellos que dicen no poder tener vacaciones que practiquen el fin de semana express (sábado y domingo), aunque sea de uvas a peras, no importa la cantidad de días de vacaciones sino lo que provocas con ese cambio de escenario. No existe un mejor estimulante mental que un cambio en el trabajo o unas vacaciones. Refuerza, relaja y activa nuestro cerebro, abre nuestros sentidos, nos mantiene despiertos y llenos de vitalidad para afrontar la realidad que nos viene.

Buen viaje para los que marchen de vacaciones y buena jornada para aquellos que chasqueando los dedos continúen su trabajo.


Una curiosidad: en latín, el gesto de chasquear los dedos, se llama crepitus digitorum, y  servía para enviar una señal a alguien para que hiciera alguna cosa que ya sabía. Tíbulo lo nombra en sus Elegías como la manera de comunicarle a su mujer que le abriera las puertas de casa. Haciendo un paralelismo con lo expuesto anteriormente, este gesto bien podría significar enviar una señal de positividad a nuestra mente para hacer bien lo que sabemos hacer, manteniéndola siempre abierta.